Mensaje del Presidente

No puedo comenzar mi mensaje sin agradecer a toda la matrícula de la Fraternidad Phi Eta Mu por darme la oportunidad de dirigir los destinos de la organización en este próximo año fraternal. Año que estamos próximos a comenzar y en el que celebraremos nuestro aniversario número 98 de fundación.

Durante este pasado año fraternal, que culmina en la noche de hoy, se trabajaron muchos proyectos que transformaron el futuro de la Fraternidad. El esfuerzo de organizar de manera eficiente la estructura de la Phi Eta Mu, especialmente en su organigrama y en el aspecto financiero, nos pone en una mejor posición, camino al 100 aniversario. Al asumir el cargo de Presidente del Consejo Supremo me encuentro con una institución sólida. Eso me llena de orgullo. Y con ese orgullo puedo declarar que indudablemente somos el estandarte del movimiento fraternitario en Puerto Rico. No solo somos la primera, sino, la mejor.

Este próximo año será uno de muchos retos, pero también de muchas oportunidades. Estoy seguro que, junto a mi excelente equipo de trabajo, y de todos los que integramos la Phi Eta Mu, lograremos y sobrepasaremos todas las metas establecidas.

Y hablando de metas, muchos fraternos me han preguntado, ¿cuál es la meta en cuanto a activaciones? Mi contestación constante ha sido, TODOS LOS QUE PUEDA. ¿Y porque esta contestación? No puedo refutar que es importante mantener una matrícula grande y saludable, pero también es asunto medular, traer y encaminar a 52 fraternos que entraron a nuestra fraternidad en enero de 2020 y a 25 nuevos fraternos que se iniciaron en este verano, dentro y fuera de Puerto Rico. Muchos de ellos están aquí esta noche. Y muchos de ellos viven su primera experiencia fraternal presencial. Pero para lograr lo que queremos lograr, los necesitamos presente siempre. Solo así, podemos darle continuidad a los trabajos que realizamos en nuestra vida fraternal y nuestro desarrollo como institución. Nuestro compromiso desde la presidencia es con todo Phi Eta Mu. Pero, la atención principal de esta directiva estará dirigida a los Alumnos Activos. Ellos son el futuro de nuestra Fraternidad y con la ayuda de mi equipo de trabajo, nos vamos a concentrar en nuestra base, en nuestros hermanos menores, los fraternos alumnos. Es esa la base donde comenzamos nuestro camino fraternal y que hace posible que todos estemos aquí luego de 97 años de fundados, en nuestro recorrido desde el 1923.

Trabajaremos incansablemente para retomar nuestro curso normal, según las circunstancias nos lo permitan. El trabajo realizado por las pasadas dos directivas del Consejo Supremo de la Fraternidad, dando continuidad a los trabajos dentro de la pandemia, ha sido encomiable. No obstante, tenemos que retomar nuestro camino y buscar la manera de que nuestra matricula pueda vivir fraternidad como la conocemos. Con esa proximidad física que tanto hemos extrañado y que tanto se añora. Es esa vida fraternal el combustible que mantiene ese fuego y deseo de trabajar por la Phi Eta Mu. Del mismo modo, tenemos que avivar a todos los alumnos activos con esa actividad cotidiana. Sin ellos será muy difícil mirar más allá del centenario. ¡¡¡Alumno, cuento contigo hoy más que nunca!!! Exalumno, cuento con tu apoyo y compromiso con nuestros hermanos menores, ¡los Alumnos! ¡Vivamos nuestros postulados todos los días de nuestras vidas y seamos ejemplo para los nuestros y para el mundo!

No puedo culminar este mensaje sin darle las gracias a los que me han hecho mejor ser humano día tras día en la jornada de mi vida. Primero que todo, a Dios. A mi esposa Glory y mis hijos: Isabella, Javier Y Esteban, ¡Los amo infinitamente! Gracias por existir y por acompañarme en lo que será una gran aventura.

Gracias nuevamente a todos, y ¡Qué viva la Gran Fraternidad Phi Eta Mu!

Directiva